Desiertos y tormentas ,- (Cap I, "Indefinido, infinito" II )

Otro día. Has caminado ya varios kilómetros, según piensas, en la vasta niebla. El solo hecho de sentir tus manos heladas, te hace reflexionar que hoy tampoco será un día para memorar. Extensos bosques a uno de tus costados, minados de arboledas de incertidumbre, creciendo de raíz en un suelo llano y putrefacto de las batallas que se han librado. Dirección?, no lo sabes. Sigues tú esa senda que hay bajo tus pies, un camino ya construido que te lleva quien sabe a donde. Tus pies se mueven con un ritmo cauteloso pero sin miedo, uno después de otro. Silencio en el ambiente, pues es tu especialidad, estas hecho de eso. Recuerdas las exactas palabras que te han dicho, esas ordenes estrictas que se deben cumplir. Memorizas una a otra, para no olvidar nada a tu paso, y juegas con ellas al imaginar como seria el momento. Fijas en un orden los objetivos. Primero, sabes que hacer y como hacerlo, pero no sabes como dirigirte alli, como preparar tus cuchillos como afilados dientes de león para que rocen la carne de nuevo. Cada vez falta menos para llegar, y en tu camino de pasos cortos y lentos, vuelves a pensar. Introduces tu alma otra vez en tu cajón de recuerdos para sumergirla y llenarla de fuerza y dudas, como cuando solias ser un niño, con tu unico destino de jugar y ser feliz, con tus sonrisas destinadas a las caricias del sol y de las bromas de tus amigos, de esas tardes en los campos compartiendo horas con tus pares y jugar hasta que sea hora de volver al hogar. Ese hogar el que reinaba un ambiente de comprensión y paz, la tranquilidad de llegar y saber que, otra vez, volverías a la rutina, tu amada rutina. Oh que recuerdos aquellos, son de los pocos que te hacen saber que no todo es oscuridad en tu vida, que no reina la frialdad y la sangre sobre tu cuchillo y en tus manos. Tus tardes pasadas, como tus caricias pasadas, te elevan a otra atmosfera, oh, has olvidado tu nombre actual, tu cara, tu cuerpo, tus armas, tu equipamiento, tu vida de ahora, en donde estas?, no lo sabes pero reconoces ese olor, y también, reconoces esa voz, que te llama por un nombre que recuerdas, aunque no estes seguro si eres tu, es ella, la que te ha dado a luz, es la que gota a gota lloro por ti esos rios de sangre cuando marchaste a tu destino, es la que te despertaba con una suave caricia en tus mejillas. Sí, tu madre. La luz de tu vida, tu fuerza y tus ganas de seguir. Aunque la hayas abandonado, junto con tu familia, para venir a donde estas. A este podrido y horrible lugar, el Frío Mundo, algunos lo llaman. Ella te abraza y sientes su calor rodeando todo tu cuerpo y tu alma empezando a calentar de a poco. Pero de repente, la realidad, has avanzado ya bastante y estas a pocos metros del lugar, según las coordenadas que dío el general. Tu primer objetivo de la misión esta allí delante. A medida que sigues la marcha, puedes oir cada vez más fuerte sus voces, sus gritos y susurros, sus fuertes vibraciones de confusión de estar en un lugar que no desean, sus ganas de no estar aquí con un arma en la mano tratando de impedir que el enemigo avance. Te escondes detrás de los arboles, ves uno a uno como hacen su trabajo de guardia y vigilancia. Sabes que sería una locura penetrar por allí, el frente. Piensas una manera rapida de solucionar y recuerdas los consejos de los expertos. Recuerdas esas secas palabras: "Es conveniente para cumplir con los rasgos de la misión y de este objetivo, el penetrar en ese fuerte e interceptar a uno de los espías que nos estuvo vigilando, que no noten el ataque, para eso debes entrar por uno de los costados... ". Y sigues recordando la estructura del fuerte que te nombraban los especialistas, y los tuneles para entrar. Ya te has decidido, rodeas la contrucción, escabulliendote como una rata por entre medio de los arboles y los pastos crecidos, observas que hay una parte de la pared, la cual no tiene vigilancia debido al dificil acceso. Por allí es donde tenes que entrar, y lo comprendes. Cruzando la maleza de plantas gigantes unidas con sus ramas y troncos, y saltando esos huecos en el suelo que podrian ser mortales, vas consiguiendo llegar, y sabes que hay uno de esos famosos tuneles de escape, que tanto te han nombrado los frios expertos. Bien, conseguiste llegar, entras a ese estrecho tunel con mucha cautela y muy despacio, no sabes que podria estar adelante, ruegas que no haya ningún "proximo muerto" cerca. Por tu suerte, no encontraste ninguno en ese tunel, ahora decide, izquierda o derecha. Gran dilema, la duda de tu cercana muerte tal vez, o tu salvacion y redención. Elegiste el lugar mas oscuro, y sigues, se ve que eres un maestro en la oscuridad, que ya es tu hogar. Chocas con una puerta de hierro oxidada, no parece tener mucho uso, además recuerdas otra vez los consejos para el cumplimiento de los objetivos, sabes que no hay muchos soldados en ese fuerte, sabes que no se perderian muchas vidas si tuvieras que luchar, que muchos corazones destrozados por la muerte de un ser querido no habria, y aunque te importe muy poco, lo piensas. Entras. Un sotano oscuro, con unas cuantas bolsas de alimentos secos y duros, para alimentar a unas cuantas bocas, en ese lugar de paso, en ese puesto de vigilancia. Subes por una vieja escalera de madera, y llegas a la puerta, detrás de ella no escuchas ningún ruido, no hay escabrosas voces ni pasos marchantes serenos. Cruzas la puerta, hacia tu destino. No te importa si puedes o no salir después, solo quieres que esto se acabe, solo quieres que tu mundo pueda girar y dejar de estar trabado por el Frio de este otro mundo. Una intersección de pasillos, de un lado las habitaciones, y del otro lado las puertas que conducen al baño, y al comedor. Hay percibes ruidos. Es la hora de la comida, y todos tus supuestos enemigos se alimentan con los secos y fragiles alimentos que habias visto. Vas hacia los cuartos, sabes que alguno puede ser el del famoso espía que se hizo pasar por un soldado de tu ejercito, para obtener informacion sobre los irracionales avances. Ves que hay una puerta, que es diferente a las demás, mejor pintada y mas grande, pensas que puede ser una oficina o un despacho, donde se junten los cerdos a regocijarse ideando planes para seguir con toda la frialdad y la destruccion. Estabas en lo correcto, entraste sin pensar ya que te estas cegando con la ira, y ves que estaba juntando planos y unos papeles, tu presa. Como si fueras una maquina automata, ya sabias lo que tenias que hacer y lo desenpeñaste muy bien, otra vez apareció en escena, tu gran y fiel compañero, que tanto odias, que penetro en las carnes y visceras de tu victima, quien cayo de repente y viajo con su alma a otra realidad, desconocida, por ti y por todos, a una realidad con la que piensas y sueñas que podria ser mejor, en donde nada duela y nada lastime tu corteza, en donde puedas sentarte bajo un arbol y cerrar los ojos tranquilo, sin miedo a ser aniquilado, y sin esa preocupación de Aquellos, de los que necesitan de ti, de los que lloran por hambre, de los que mueren por sed, de los que padecen las injusticias que les han tocado vivir y sentir por la culpa de Ellos, que riendo se burlan de como desaparecen las almas de niños y adultos, que solo querían sonreir de felicidad sin tener que estar mordiendose los labios de bronca y rugiendo sus intestinos por carencia. Ya has cumplido otro objetivo, el primero de tu misión, realmente no te interesa, te retiras del lugar tal y como entraste, y vuelvas a las vastas e inmensas nieblas blancas del Frio Mundo, será tu destino capaz, pues no lo sabes. Solo sabes que debes seguir y por todos Aquellos, retornas a tu camino, indefinido e infinito, para transitar con libertad pero con miedo a no vivir, pero tu sigues marchando.